jueves, 18 de julio de 2013

Memorias de Adriano


Hace ya algunos años (demasiados) me invitaron a dar una pequeña conferencia para hablar de mi libro preferido, o del que me había marcado más. Evidentemente, eso es imposible: no puedes elegir un solo libro sin sentirte una amante infiel. Pero el tiempo se me echaba encima y había que decidirse. Al final, como suele pasar, elegí uno de los libros que me condujo a otros muchos universos sin descubrir: Memorias de Adriano, novela histórica y concretamente al llamado subgénero "falsas memorias", al que considero más bien un recurso, con el que la autora consiguió acercarnos y actualizar al personaje.


El hombre y el emperador

"Cuando los dioses ya no existían y Cristo no había aparecido aún, hubo un momento único, desde Cicerón hasta Marco Aurelio, en que solo estuvo el hombre." Esta frase enmarca muy bien la novela y el momento histórico en el que vivió el personaje: Adriano nació en el 76 d.C. en la provincia de Hispania, más concretamente en Itálica. Fue adoptado por Trajano, el cual antes de morir, lo nombró emperador. Durante su reinado, desde el 118 hasta el 138, año en que murió, su gran objetivo fue buscar la paz. Consiguió finalizar la larga y sangrienta guerra contra los Partos, aún a costa de perder el control sobre Asiria, Mesopotamia y Armenia. Tras su muerte, lo sucedió Antonino Pío al que había obligado antes a adoptar a Marco Aurelio.

La historia de este hombre, al que desde entonces admiro, llegó a mí por casualidad. Estudiaba en ese tiempo el curso-puente de Geografía e Historia. Recuerdo que había nevado mucho en Granada y no pude subir a la facultad, así que me fui a la librería más grande que había en los 90 en esta ciudad a vagar ojeando libros, cosa que solía hacer a menudo. Vi Memorias de Adriano y ensegida lo relacioné con El tiempo, gran escultor, libro de ensayo de Marguerite Yourcenar que había leído recientemente, en el que se hace referencia a Memorias de Adriano y que me encontré releyendo antes de dormir. De la forma en que los aficionados a los libros reconocerán, lo compré. Esa misma mañana me senté en una cafetería de la plaza de Bibrambla y comencé a leerlo. Mi tendencia juvenil a las generalización había hecho que aún no hubiese leído novela histórica... Pero encontré todo lo que me gusta de un libro: la Historia bien documentada, sin anacronismos; la novela pensada, sensible, honda y refinada, y una visión filosófica e intimista del ser humano alejada de tópicos. Un poco después me encontré leyendo Los Idus de Marzo, de Thornton Wilder.

El libro y la escritora


M. Yourcenar dijo "Gran parte de mi vida transcurrió intentando definir, después de retratar, a este hombre solo y, al mismo tiempo, vinculado con todo." Esto creo que fue lo que me resultó tan especial del libro: que el personaje de una novela histórica se convirtiese en un gran personaje en sí mismo; que adquiriese un nombre propio como personaje de ficción al igual que el Leopoldo en el Ulises de Joyce o el Swann de Proust. A eso ayuda que esté narrado en primera persona como una extensa carta dirigida a Marco Aurelio, al que decide nombrar su heredero. Cuando terminé de leerlo, entendí por qué comenzó el libro a los veinte años y lo terminó pasados los cuarenta. Es decir, pasó más de una veintena construyendo y destruyendo la "envoltura" de este hombre, hasta conseguir la madurez literaria que convierte en vida para siempre las palabras. Y es que enamora la prosa poética y preciosista de Yourcenar, el hombre sensible, apasionado en el amor, cercano al pueblo, increíblemente inteligente, adelantado a su tiempo y solo ante su gran responsabilidad y sus propias no creencias. Consigue esta escritora autodidacta y rebelde que las pulsiones de un gran hombre del s. I pudieran reconocerse en un gran hombre del siglo XXI.
Leer entonces y volver a leer ahora Memorias de Adriano, no es solo un viaje en el tiempo, sino un recorrido por todo lo que sigue (espero) interesando al ser humano: arte, religión, filosofía, amistad, amor, gastronomía, viajes...Cada párrafo podría convertirse en un ensayo. La novela es un viaje al interior del alma, hacia lo más profundo de cada uno, con su odio, su venganza, su violencia y sus miedos. Nos habla de lo más duro de la existencia: la pérdida del ser amado, la propia decadencia física y, al fin, la muerte.

...Y un poco de tópico

Por último, cayendo en el tópico, me gustaría establecer un paralelismo entre Marguerite y su Adriano. Si leéis la biografía de la escritora, comprobaréis que fue una incansable viajera que, sin embargo, estableció su hogar en una pequeña isla. Así que por un lado tenemos la necesidad de intimidad y soledad de esos pequeños y bien definidos contornos geográficos, y por otro, el ansia de conocimiento de todo viajero. Adriano se encontraba en su particular isla de poder; un hombre solo controlando un imperio. Mas su empeño en conocer sus dominios, tanto para perfeccionar su gobierno, como para satisfacer su innata curiosidad, le hacen pasar largos años alejado de su "isla", o sea, Roma. ambos tienen ese "no sé qué" de incierto, de impreciso, de estar de paso propio de los poetas. Yourcenar se definía a sí misma como historiadora-poeta y novelista, siendo, como sabemos, además ensayista, traductora y crítica. Fue la primera mujer que entró en La Real Academia Francesa en 1980. Lúcida y diferente escribió con dieciséis años: "Soledad. No creo como ellos. No vivo como ellos. No amo como ellos y moriré como ellos."

Traducción

Me gustaría reseñar la traducción de Julio Cortazar. He leído y ojeado diferentes versiones y esta es la que más me ha gustado. Son muchos los expertos en la obra que así lo dicen y alaban el sobrio refinamiento que Cortazar supo transmitir al traducirla.


También he elegido un texto del tercer capítulo: Tellus Estabilita, es decir, Tierra Estable en el que nos habla de las negociaciones con el mundo para obtener su ansiada pax romana. Muestra el carácter cosmopolita y entrevé lúcido, la expansión económica y cultural de Roma. Asistimos a sus preocupaciones ante la dificultad de encontrar una ley justa y su conciencia de que son totalmente necesarias para una convivencia pacífica.

Reflejos de su sentido común

1-Puedo permitirme reorganizar (ya no conquistar).



2-Prosperidad para su pueblo sin excesivo consumismo (adquisiciones inútiles).

3-Religiones (plurales y decantadas de toda intransigencia).

4-Explicaciones racionales de la conducta humana.

Teniendo en cuenta que M.Y. dio por concluido el libro en plena posguerra (Segunda Guerra Mundial) quizá como tantos intelectuales de la época, pensaría que era posible ya una paz duradera donde el hombre persiguiera esos ideales heredados de Clasicismo (Humanitas, Felicitas, Libertas).
En mi opinión, Europa acogió ese legado realmente, y son valores por los que los europeos nos hemos distinguido y por los que quiero pensar que seguimos luchando.

"Humanitas, Felicitas, Libertas. Entenderlo y practicarlo fue y es un privilegio." M.Y.


3 comentarios:

  1. Esta entrada en tu Blog contiene algo muy valioso: el poder de despertar en nosotros el deseo de levantarnos y buscar urgentemente nuestro libro de MY que en su momento leímos o como en mi caso, no terminamos, y volver a él después de tus comentarios, acompañados, mirándolo con otros ojos, con más sabiduría. También evoca aquéllas mañanas de Sábado en la librería Urbano de calle Tablas, ya desaparecida, donde mi librero favorito, Antonio, me contaba con ésa pasión que sólo tienen los libreros vocacionales, cuáles habían sido sus últimos descubrimientos que sabía que también serían importantes para mi, por nuestros autores favoritos compartidos y por otras coincidencias vitales. No he vuelto a tener ésa sensación de que un libro te descubre a ti, en vez de ser al revés, en ninguna librería de Granada desde entonces, salvo en las de segunda mano. ¿cuantos de tus amigos y lectores nos cruzamos en la Urbano sin conocernos? Incluso mi marido andaba por allí... He rescatado mi ejemplar de "Memorias de Adriano", también en traduccion de Cortázar, y ya lo tengo en la mesilla. Por todo ello, gracias.
    teresaGRX

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  2. Muchas gracias, siempre tan generosa en todo. Teresa, lo que me llamaba la atención de aquel laberinto de libros de la calle Tablas era que siempre encontraban, como si tuviesen un archivo mental, lo que les pedías. Y lo que te guiaban para las buenas lecturas y las buenas ediciones. guardo un recuerdo muy bueno del 89-90-91, Bueno, ahora, todo es más cómodo y seguimos teniendo buenos libreros.

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  3. He pasado un rato muy agradable leyendo esta entrada, sí que me dan ganas de ir a buscar el referido libro. Y además he recordado con cariño la librería Urbano que conocí en su última época, qué pena que un espacio así pueda desparecer, menos mal que siempre nos quedarán los buenos libros en algún lugar.

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